lunes, 24 de marzo de 2014

Immanuel Kant

1724-1804

Vida y Obra.

Kant vivio toda la vida en su ciudad natal, Königsberg, entonces capital de Prusia, y sus viajes nunca duraron mas de un día. Ingresó en la Universidad de Königsberg en 1740, donde estudió principalmente a Leibniz. Tras licenciarse, trabajo como profesor privado, en 1755 optubo una cátedra en la universidad, donde enseño varias asignaturas, como fisica, antropologia y geografía, así como filosofía. A los cuarenta y cinco años fue nombrado catedratico de lógica y metafísica.

Ideas Básicas.

El primer problema que planteó Kant fue descubrir cómo realizar descubrimientos positivos sobre lo que subyace a la experiencia humana. Le impulsó la insistencia escéptica de Hume de que el conocimiento sustancial sobre el mundo requiere una experiencia sensorial, que es imposible extender nuestro conocimiento de la existencia de sustancias materiales, de la causa y el efecto y del yo serían imposibles.
Para superar esa dificultad, Kant intenta demostrar que podemos descubrir verdades significativas sobre la realidad a priori (o mediante la razón pura, que ya hablare de ella más adelante) examinando las condiciones de la posibilidad de nuestra experiencia. En vez de plantear la cuestion tradicional de si nuestro conocimiento refleja de forma precisa la realidad, Kant se pregunta cómo refleja la realidad nuestro conocimiento. Afirma que lo que conocemos está predeterminado por la naturaleza de nuestro sistema sensorial y cognitivo. En otras palabras, aunque el conocimiento humano empieza en la experiencia, requiere que la mente humana lo ordene, y si es posible, mediante la razón, describa la estructura que la experiencia debe tener y así descubrir verdades universales sobre nuestro mundo.
¿Qué es esa estructura? Kant señalaba que nuestra experiencia del mundo es espacio temporal, el espacio y el tiempo son la condiciones a priori de la experiencia sensorial, y la estructura necesaria impuesta por nosotros sobre la experiencia. Kant también intenta determinar las categorías generales de pensamiento que nos permiten organizar el material sensorial: la sustancia, lo que está hecho de materia, y la causa y efecto, los sucesos relacionados como leyes, condiciones necesarias para la posibilidad del conocimiento.
Al igual que el espacio y el tiempo, son características del mundo como aparecen en la mente, no como son en si mismas. De esta forma, Kant vence el escepticismo de Hume al demostrar que podemos adquirir conocimiento del mundo tal como nos parece a nosotros. Sin embargo, esto no significa que no podemos tener conocimiento del mundo más allá de las apariencias. El mundo real, lo que Kant llama noúmeno, tal vez no sea espacio temporal, ni contenga sustancias, ni obedezca leyes de causa y efecto. De hecho, no podemos decir nada definitivo sobre él, y como solo podemos aplicar la razón al universo tal como nos parece, a sus fenómenos, no podemos emplearlo para discutir sobre el  universo como un todo o sobre lo que subyace a él. Esto llevó a Kant a proscribir muchas de las especulaciones metafísicas: la existencia de Dios, el origen del universo y si está limitado por el espacio y el tiempo o la inmortalidad del alma, ya que dichos temas no se pueden resolver apelando a la experiencia real.

Ética.

Si la ciencia trata sobre el mundo aparente que obedece a leyes causales, ¿qué hay de los seres humanos? ¿Nuestros actos están determinados por las leyes de la física? Kant creía que, a partir de la experiencia, era evidente que somos libres, por lo que debemos de ser algo más que seres fenomenales. Nuestro yo noumenal es la fuente del libre albedrío y lo que permite los actos morales. Para Kant, solo se puede decir que son libres los agentes que deliberan racionalmente sobre sus decisiones. No podemos esperar que nuestros deberes nos sean otorgados por una autoridad superior o impuestos por nuestras emociones, sino que debemos descubrirlos por nosotros mismos mediante el uso autónomo de nuestra razón. Solo esta es universal y puede crear exigencias universales a nuestra conducta. Por tanto, lo que hace que un acto sea moral es que esté motivado por una aceptación moral de deber, no por otros motivos como el interés propio o la culpa, ni siquiera la compasión. Un deber moral es una exigencia  incondicional o categórica sobre nuestra conducta. No nos exige que hagamos algo por lo que podamos ganar, sino que deberíamos hacerlo solo porque tenemos ese deber. Kant contrasta estos imperativos categóricos, que son genuinamente morales, con imperativos hipotéticos, que no lo son. Los hipotéticos requiere que hagamos algo para alcanzar una meta. Para Kant, solo un imperativo que verdaderamente tenga una aplicación universal (y eso implica todas las circunstancias equivalentes) puede ser moral.
Nuestro deber debe ser siempre actuar de la forma en que querríamos que los demás actuaran también. Para Kant, esto equivale a decir que siempre deberíamos tratar a los demás como fines en sí mismos y nunca como medio para nuestros fines, es decir, que deberíamos respetar las metas de los demás en vez de utilizarnos para lograr nuestros propios fines.
"La metafísica es un oscuro océano sin orillas ni faros, repleto de muchos naufragios filosóficos" Atribuido a Immanuel Kant.

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