jueves, 3 de abril de 2014

El mundo de las sombras y las formas

Un reino de sombras.

Platón creía que el mundo que vemos a nuestro alrededor es una ilusión. La verdadera realidad está oculta y es inaccesible para nuestros sentidos. Pero, ¿cómo es la realidad? Según Platón, contiene entidades abstractas conocidas como formas. Supongamos que observamos varias cosas hermosas: una puesta de sol, una flor, un cuadro, etc. Todas se diferencian en que muchas cosas evidentes, pero aun así, tienen algo en comun: todas son hermosas. Según Platón, eso que tienen en común es una entidad: la forma de la belleza. De forma similar, Platón supone que existe la forma del caballo, la de la montaña, la de la casa etc. Sin embargo, Platón creía que las formas se diferencian de las cosas de forma importante.

Definición del las formas.

Platón argumenta que toda forma es perfecta, que ejemplifica perfectamente la propiedad en cuestión. Ninguna cosa es siempre perfectamente hermosa, siempre puede ser un poco más hermosa de lo que es. Por otro lado, la forma de la belleza, la belleza en sí ,os,a, es perfectamente hermosa.
La belleza no es eterna, una flor termina marchi-
tando. Para Platón, la forma de la belleza es
eterna, inmutable y perfecta.
Platón también argumenta que las formas son eternas. Las cosas bellas vienen y van; una flor hermosa florece, pero enseguida se marchita y muere. En cambio, la belleza en sí misma ni existe ni deja de existir.
En tercer lugar, las formas son inmutables. Por supuesto, nuestra opinión sobre lo que es hermoso cambia con el tiempo; la moda cambia, pero según Platón, la forma de la belleza en sí no cambia.
En ultimo lugar, las formas son más reales que las cosas a las que caracterizan, que son solo sombras efímeras o reflejos de las formas, que son las que realmente existen.

Las formas y el conocimiento.

Platón también afirma que todos poseemos un alma inmortal que adquirimos con las formas (por supuesto, es una experiencia que hemos olvidado) y que regresa al reino de estas cuando morimos. Además, sugiere que todo el conocimiento genuino es conocimiento de las formas, y para demostrarlo presenta el siguiente argumento: por ejemplo, antes se creía que la Tierra era plana, pero ahora no. El conocimiento genuino no puede cambiar así; si resulta que algo no es conocimiento, es que nunca lo fue. Lo que una vez fue conocimiento no puede dejar de serlo más tarde. Pero, según Platón, si el conocimiento no puede cambiar, el conocimiento en sí debe de formar parte de lo que no puede cambiar. Como lo único que no cambia son las formas, el único conocimiento verdadero debe ser el de las formas.
Nuestros sentidos no pueden proporcionarnos ese conocimiento, ya que solo revelan una sombra cambiante del mundo. Por eso Platón cree que solo a través de la reflexión metafísica se puede alcanzar un conocimiento verdadero, el de las eternas, inmutables y perfectas formas.

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