miércoles, 2 de abril de 2014

Platón

Vida y Obra.

427-347 a.C.
Platón, nacido en una familia noble ateniense, estaba emparentado con los gobernantes del periodo de los treinta tiranos (404-403 a.C.), y aunque eso no le hizo rechazar la democracia ateniense sí lo hizo el juicio y la ejecución de su maestro, Sócrates, en el año 399 a.C. Platón, que entonces tenía treinta años, se fue de Atenas y viajo seguramente a Egipto y más tarde a Sicilia, donde probablemente que descubriera la filosofía pitagórica. Cuando regresó a Atenas, en el año 387 a.C., fundo la Academia, que se basaba en el principio de que los alumnos debían aprender a criticar y pensar por sí mismos en vez de aceptar las opiniones de sus maestros. Se la suele considerar la primera universidad. Muchos de los intelectuales más importantes del mundo clásico asistieron a la Academia, incluido Aristóteles. Platón volvió a Sicilia para ser el tutor del príncipe Dioniso con la esperanza de crear un gobernante filósofo, pero no tuvo mucho éxito.

Ideas Básicas

Platón observó que las afirmaciones sobre las cosas físicas nunca pueden realizarse sin calificarlas. Por ejemplo, no se puede decir que un objeto es totalmente hermoso o que una persona es completamente valiente. Solo se puede ser hermoso o valiente en algún aspecto y en algún grado, y por eso no se puede cumplir el ideal de belleza o el del coraje. Pero si no se puede decir que ninguna cosa del mundo es hermosa, ¿cómo se llega a la idea de la belleza? ¿Y qué es lo que todos los actos valientes tienen en común? Platón responde a ambas cuestiones proponiendo la existencia real de la idea o forma de la belleza, el valor y otros términos generales. La forma es el universal al que dichos términos se refieren. Por ejemplo, lo que hace que una manzana sea miembro de una clase concreta de cosa (las manzanas) es que se parece o se caracteriza por la forma eterna de la manzana. Las cosas particulares del mundo físico que se caracterizan por la forma, como todas las cosas hermosas, son imitaciones o aproximaciones al ideal. Esta forma no se puede observar con los sentidos, sino que es nuestra capacidad de comprender este paradigma a través de una especie de visión intelectual lo que nos permite reconocer las cosas particulares de los sentidos por lo que son. Esto, en esencia, es la teoría de las formas, por la que Platón es recordado.

Conocimiento.

Platón estaba de acuerdo con Heráclito en que todas las cosas del mundo percibidas por los sentidos siempre se convierten en otras cosas; no importa cuánto duren, todos los hechos sobre la realidad física dejarán de existir algún día. Pero, según Platón, el conocimiento tiene que ser sobre lo que es totalmente, es decir, que realmente no podemos conocer el mundo de los sentidos, por lo que el conocimiento debe ocuparse de las formas o de los objetos que no cambian ni degeneran, que son totalmente lo que son. De esta forma, Platón divide la realidad en dos reinos, el mundo físico de la ascensión al ser y el mundo del ser, lleno de formas eternas y perfectas. La labor del filósofo es llegar a un conocimiento total de las formas que subyacen al mundo cambiante de los sentidos. Según Sócrates, el método para conseguir esto es la dialéctica, una unión cooperativa de las mentes que, mediante el razonamiento crítico, analiza poco a poco los conceptos y se acerca a la verdad. Sin embargo, comprender las formas requiere recelar de la realidad definitiva, que es la forma del bien. Platón consideraba que esta era la meta de toda pregunta, ya que todas las explicaciones deberían realizarse en términos del bien. En otras palabras, antes de poder explicar algo, se debe reconocer en qué sentido es bueno para su propósito.

La inmortalidad del alma.

La dialéctica es esencialmente un método para analizar los conceptos que ya poseemos, aunque de forma muy implícita. Para Platón, normalmente solo tenemos un conocimiento implícito de las formas, y la labor del filósofo es despertar la consciencia de ese conocimiento latente. Así, aprender no es descubrir nada nuevo, sino recordarlo. Platón plantea paralelismos entre este método y el razonamiento a priori de las matemáticas. Por ejemplo, es posible reconocer la verdad de una prueba geométrica porque en realidad no estamos aprendiendo nada nuevo, sino reconociendo algo que conocíamos antes de nacer. Si todo el conocimiento es recuerdo, como afirma Platón, se demuestra que el alma existe antes de nacer, lo que da pie a la posibilidad de que pueda sobrevivir a la muerte del cuerpo.

La utopía de Platón.

La república es el primero de muchos intentos de esbozar una sociedad ideal. Platón rechaza la democracia como sistema de gobierno basándose en que el pueblo no está cualificado para gobernar. Los que podrían llegar a lo más alto en una democracia no son el tipo de personas que queremos que nos gobiernen. Su modelo es un estado en el que los conflictos internos se han abolido y cada ciudadano cumple con el papel que se le ha asignado. Esto comportaría la institución de un régimen de formación y selección para crear un grupo de élite de gobernantes sabios e incorruptibles, los guardianes del estado, a los cuales se podría llamar filósofos, porque serían verdaderos amantes de la sabiduría. Deben adquirir conocimientos sobre el bien para poder gobernar con eficacia, por el bien del estado.

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