El sueño de la razón produce monstruos capta el espíritu de la Ilustración y su énfasis sobre el papel de la razón para disparar el miedo, la incertidumbre y las supersticuiones. |
Pero vale la pena correr el riesgo. Cuestionarse lo fundamental puede ser muy fructífero. Algunos de los descubrimientos científicos más importantes han surgido cuando los científicos se han planteado esas cuestiones. Einstein señalaba que una de sus grandes inspiraciones le llegó tras leer al filósofo del siglo XVIII David Hume (que ya hablaremos de el más adelante), que hizo cuestionarse lo que los demás presuponían que era cierto.
No solo los científicos se pueden beneficiar de cuestionar lo fundamental. Algunas de las ideas políticas y morales más importantes han sido desarrolladas por personas que deseaban cuestionar y en algunos casos rechazar, lo que casi todo el mundo presuponía como cierto. No hace demasiado tiempo, se consideraba obvio en la mayoría de occidente que la esclavitud era algo moralmente aceptable y que el lugar de la mujer estaba en casa. El progreso moral y político de estos temas lo iniciaron los que dieron un paso adelante y se cuastionaron lo que los demás daban por sentado. La civilizción occidental le debe mucho a aquellos preparados para pensar y cuestionar lo que los demás daban por hecho.
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